viernes, 13 de mayo de 2011

Adaptación

Había una vez un rey y una reina que vivían felices en su castillo. Un día después de mucho desearlo la reina se quedó embarazada, lo que lleno de alegría al reino entero.
Cuando nació el bebe, que era una niña preciosa, la madre cayó enferma y antes de morir le dijo a su marido que fuera feliz y que hiciera feliz a su hija, y a los pocos días murió.
La reina le dejo a su hija un bonito colgante con un anillo de bodas y le dijo que ese anillo era para cuando se casara con su príncipe.
La niña, iba creciendo con el paso de los años y se convirtió en una joven mas hermosa que su madre, y el rey quería un montón a su hija.
Pero la joven ya había alcanzado una edad en la que debía casarse, pero esto a ella no le hacía ninguna ilusión, ya que tenía que casarse con un príncipe de tierras lejanas al que no conocía de nada, pero su padre desde pequeña le había dicho que se tenía que casar con el.
La joven le dijo un día su padre que si le conseguía un vestido tan dorado y resplandeciente como el sol se casaría con aquel príncipe, pero en realidad lo que la muchacha esperaba era que su padre recapacitase y no la obligara a casarse con quien no quería.
El rey encargo a sus mejores sastres que por todo el mundo buscaran el hilo de oro mas brillante del mundo y le hicieran un vestido a su querida hija.
Cuando tuvieron el vestido terminado, se hizo llamar al príncipe de tierras lejanas para que viniera a la boda.
Esa misma noche, la hija del rey se escapó del castillo cogiendo algunas cosas y por su puesto su vestido tan dorado como el sol, y se adentro en el oscuro bosque.
Para que no la encontraran a la mañana siguiente, se tizno la piel con barro y buscó algo de comida.
La joven se dio cuenta de que necesitaría algo de abrigo, así que comenzó a buscar toda clase de animales que había en el bosque. Encontró ciervos muerto y jabalíes, y cazó conejos, zorros… y a cada animal le quitaba un cacho de piel, cuando tuvo suficiente se tejió un abrigo.
Una noche la joven oyó ruidos de hombres en el bosque y se escondió en el hueco de un árbol y aunque intentó no hacer ningún ruido los hombres la descubrieron.
Le preguntaron quien era y de donde venía pero la muchacha contestaba que no se acordaba de nada, ni de su nombre. Así que los hombres le dijeron que la llamarían “toda clase de pieles” y que la llevarían al castillo de un príncipe.
Cuando llegaron al castillo “toda clase de pieles” fue presentada al príncipe, que era un joven muy apuesto y muy amable. Tan amable era que dejó que “toda clase de pieles” viviera en el castillo, y trabajara de ayudante en la cocina.
Cada día que pasaba “toda clase de pieles” observaba al príncipe desde la ventana y se fue enamorando de el cada vez mas.
Un día llegó la noticia de que el príncipe ya era lo suficiente mayor y debería casarse con una princesa, así que se organizo un baile donde vinieron princesas de todos los lugares del mundo.
“Toda clase de pieles” pensó que tenía que hacer algo para que el príncipe se enamorara de ella.
Esa noche mientras trabajaba en la cocina, pidió permiso al jefe de cocina para que le dejara ir al ver el baile un rato. –De acuerdo, pero no tardes en volver. Le dijo el jefe de cocina.
“Toda clase de pieles fue corriendo a su habitación y se lavó bien la cara y los brazos, que siempre llevaba tiznados. Se soltó su larga melena rubia y se puso tu vestido tan dorado y resplandeciente como el sol. Y fue directa al baile.
En cuento que apareció en el baile el príncipe fue directo a bailar con ella, era la mujer mas bella que había visto nunca.
Estuvieron bailando y hablando mucho tiempo, mientras bailaban el príncipe, sin que “toda clase de pieles” se diera cuenta, le puso un anillo en el dedo. Al rato “toda clase de pieles” dijo que tenía que irse, y se marcho corriendo.
Volvió a tiznarse la  cara y se volvió a poner su abrigo de pieles y regreso a la cocina, el jefe se enfado con ella porque había tardado mas de lo que debía y tenían mucho trabajo.
El jefe de cocina le encargo a “toda clase de pieles” que hiciera la sopa que siempre se tomaba el príncipe antes de irse a dormir. Así que hizo la sopa con mucho cariño y se la llevo al príncipe. Y en la sopa metió el anillo que llevaba en su colgante, el que su madre le había dado antes de morir. Y fue a llevar la sopa.
Cuando entró en la habitación del príncipe este le dijo que se esperara que se tomaba la sopa en un momento y se la podía llevar otra vez.
El príncipe cuando acabo la sopa se encontró el anillo que “toda clase de pieles” había pues allí.
-¿Qué es esto? Pregunto el príncipe.
“Toda clase de pieles” agacho la cabeza y le contestó que no sabía.
Entonces el príncipe se fijo en las brazos de “toda clase de pieles” descubrió una piel blanca con el anillo que el había puesto a la joven con la que bailó.
-Este anillo es la pareja de este. Dijo el príncipe cogiendo la mano de “toda clase de pieles”
Ella sorprendida le contó la historia de su padre y de que había escapado, y le pidió por favor que no la llevara de vuelta su casa.
-Si tu eres con quien he bailado esta noche no pienso llevarte a tu casa, te vas a quedar aquí porque quiero que te cases conmigo.
“toda clase de pieles” y el príncipe se casaron y fueron muy felices.



1 comentario:

  1. Está muy bien. Has respetado mucho la historia pero has hecho un cambio sin sentido (a mi entender) y que rompe con el viaje iniciático). Es el hecho de que el abrigo se lo confeccione ella misma en el bosque. ¡Con lo dificil que es eso! ¡Y cogiendo pieles de animales muertos! ¿Por qué? ¿Lo hace eso más infantil que retrasar aún más la fecha de la boda?

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